SUPERVIVENCIA EN TIEMPOS DEL COVID-19

SUPERVIVENCIA EN TIEMPOS DEL COVID-19

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Justo cuando el mundo y la ciencia creían estar preparados para las emergencias de salud y pandemias globales, el destino nos sitúa en una época de incertidumbre, donde el tiempo se hace más largo y las posibilidades de retornar a las calles se ven lejanas; justo aquí, tenemos la oportunidad de pensar en los problemas que aqueja nuestra sociedad, pero en específico, en los problemas que se han surgido o se incrementado a raíz de la pandemia del COVID-19, en la actualidad, estamos afrontando retos a nivel económico, social, sanitario y de distintas índoles que ponen a prueba nuestras capacidades como individuos y más aún, como sociedad.

Evidentemente, a todos nos ha tocado la crisis, de manera distinta y en distintos grados; pero, especialmente, atrae nuestra atención pensar en los trabajadores que día a día salían a las avenidas a realizar sus actividades o desarrollaban otro tipo de labores informales. De este modo, nuestra mente nos lleva a aquellas personas, grupos familiares, que hacen parte de la población que vive de los ingresos diarios, cifra es mucho mayor a la reflejada en los estudios del DANE y que comporta un reto de supervivencia para estas personas. Como se ve, el principal problema que padece este sector de la localidad, que contempla alrededor del 51% de la población Ibaguereña, es la imposibilidad de salir a trabajar y conseguir un sustento económico que les permita alimentarse, aún más en un momento coyuntural como el presente, en el cual el acceso a los bienes básicos de supervivencia, se encuentran limitados por factores como el transporte, el dinero, la cadena de producción, entre otros. A esto se añade, que si bien el Gobierno Nacional se ha esforzado en atender a toda la población en condiciones de necesidad y debilidad manifiesta, las medidas tomadas por este no han sido suficientes para abordar todos los problemas que enfrentan muchas familias.

Ciertamente, impedir que las personas salgan pareciera ser una medida que no analiza las consecuencias futuras, sino que se dirige más a encargarse de afrontar de manera intempestiva la crisis, debido a que prolongar en el tiempo un paro en la vida regular económica del país, que en su mayoría es informal, podría implicar una fuerte caída económica, ya que, la gran mayoría de estos trabajadores no tienen medios para realizar su labor desde  el hogar, generando un desenlace dominó,  puesto que al no trabajar, implícitamente no hay ingresos dinerarios, y si no perciben dinero, no pueden conseguir productos y servicios tan esenciales como la comida, el agua, o el arriendo. 

Sin embargo, debemos mencionar que en busca de sopesar el impacto económico para las familias más vulnerables, el Estado, ha ofrecido bonos alimentarios, que le brindan a las familias el acceso a un mercado, otras medidas como subsidios adicionales a los más de 10 millones de colombianos beneficiarios de los programas sociales Colombia mayor, familias en acción y jóvenes en acción; “ingresos solidarios” consistentes en subsidios económicos para trabajadores informales dirigido a 3 millones de familias que se pagará una sola vez durante los 19 días que durará el aislamiento obligatorio decretado por el Gobierno Nacional; también, como medida de apoyo económico para los hogares más pobres, el Gobierno nacional adelantó el esquema de la devolución del IVA, que consiste en retornar a las familia más vulnerables un dinero por hogar cada 2 meses producto de los impuestos al consumo de algunos productos; subsidios de emergencia de protección al cesante para trabajadores dependientes o independientes cesantes y que durante el tiempo de su afiliados a las Cajas de Compensación Familiar hayan estado clasificados en la categoría A y B.

Por otro lado, inversiones al sector cultura de alrededor de $120 mil millones destinados para la seguridad social de artistas y gestores culturales adultos mayores, a través del programa de beneficios económicos periódicos o Beps Naranja, como los malabaristas y cantantes que presentan sus shows en las calles, entre otros que posiblemente se pueden escapar. Desde esta perspectiva, el panorama pareciera tornarse más liviano, pero la realidad es otra; sería el ideal que el actuar del Estado fuera suficiente para ayudar a las personas más vulnerables, en lugar de ofrecer una asistencia tenue que apenas cubre una parte de las necesidades básicas de las familias colombianas, no sobra decir, que los gastos de la comida se suman a los servicios públicos, arriendo, insumos de aseo, del hogar y ahora tapabocas, alcohol y todo tipo de desinfectantes; por lo que no existe solución de raíz al problema sino sólo un poco de ganancia en el tiempo para buscar mejores alternativas.

 Es de manifiesto que, muchas personas anhelan solo la posibilidad de salir a luchar y trabajar por conseguir el sustento para su familia, pues las oportunidades son limitadas y más en hogaño, es por esto que deseamos pensar más a profundidad en el problema, ver más allá de todos nuestros sentimientos y comodidades para generar un efecto en la sociedad que conlleve al crecimiento y a la empatía de las personas a partir de la esperanza, que en ultimas es lo único que no debe acabar.


Hay otro aspecto, entre tantos, del que no podemos dejar de hablar y es de la forma en la que podemos reaccionar, como miembros de la sociedad, a la crisis, pues sabemos que no todos están en la misma situación de vulnerabilidad, por lo que debería primar los valores que pertenecen al desarrollo integral de una persona y que genera efectos hacia los demás, pues en los momentos más críticos de la humanidad es donde ha florecido aquello que pareciera estar perdido; la fe, la esperanza, la solidaridad, el amor… No podemos salvar el mundo, pero si está en nuestras manos pensar y aportar del fruto de nuestras oportunidades como una muestra de agradecimiento hacia todo lo que existe, es hora de ponernos en los zapatos de los demás y contribuir de alguna forma a nuestro prójimo.



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